Nuestra historia

Desde pequeñita disfrutaba acompañando a mi padre en sus labores de día a día en el criadero, me encantaba acompañarlo a las exposiciones y triunfar juntos con los perros que nacían en nuestra casa y cuando decidí profesionalmente emprender mi propio camino fundé Shun’You Kensha.
Siempre he sido una persona soñadora, y sabía que el día que decidiese empezar a escribir la historia de mi criadero tendría que ser de la mejor manera posible y trabajar para ser la mejor…
De todas las razas que conocí durante mi vida hubo dos de las que me enamoré profundamente y son el Akita y el Shiba.
Por ello decidí dedicarme exclusivamente a estas dos razas, trayendo los mejores ejemplares del país del origen de ambas razas.

Eran viajes maravillosos, eso sí muy largos y duros:  te bajabas de varios aviones después de muchas horas y nos montábamos en un coche durante otras tantas horas más únicamente para ir a ver dos o tres Akitas de los criadores más famosos de Japón, reunirnos con ellos eran momentos únicos, los mejores seminarios que un criador puede obtener, luego nos volvíamos a montar en otro coche durante un montón de horas más para visitar a otro señor legendario que tenía tan solo otros tres o cuatro perros como mucho, pero que les sorprendía tanto recibir la visita de una persona tan joven, desde la otra punta del mundo y tan profundamente enamorada de sus razas que compartían conmigo toda su sabiduría y así poco a poco a lo largo de los años he ido conociendo a los más famosos y míticos, criadores japoneses de ambas razas, y muchos de ellos los considero, en la actualidad, como una parte de mi familia, grandes amigos a los que toda mi vida estaré agradecida por cómo me abrieron las puertas de su hogar y de su corazón.

Es innegable que para un criador ir a exposiciones y ganar con los perros de tu propia crianza es uno de los mayores éxitos y reconocimientos a tu trabajo que puedes tener, pero no puedo negar que me hace mucho más feliz y me siento mucho más orgullosa por las palabras que recibo a diario de mis clientes, de esas personas que depositan en mí toda la confianza para adquirir un bebito de nuestra casa, que se adentran en lo que yo considero una experiencia de vida única.
Detrás de cada nuevo nacimiento, hay noches en vela, mucho trabajo junto a las mamás, millones de mimos a los bebés, ilusiones y nuevas esperanzas. Muchos de ellos serán grandes campeones, serán perros famosos a nivel mundial, admirados por los criadores más prestigiosos del mundo y los jueces más reconocidos, pero la mayor parte serán miembros de una familia mágica, una familia que deposita en mí toda su confianza para seleccionar un bebé único para ellos, que con el paso del tiempo, este bebé se convierte en la alegría de volver a casa y que te reciban con millones de besos, en la felicidad que se siente cada día cuando te miran y te transmiten tanto que no les hace falta hablar, en la fidelidad y la amistad que nos demuestran a cada momento y en el amor incondicional que desbordan por cada poro de su piel.